09 noviembre 2010

... FRUTA OTOÑAL

Ya no me acordaba de lo que es sentirse en calma. No me acordaba de cómo era saber que si algo pasase, puedes tirar de teléfono y contar con alguien. Ya no me acordaba de lo que es ser con alguien... ni de lo que es amar.

Me había olvidado de lo que es dejar que te quieran. De lo que es que te abracen antes de un viaje. De lo que es que te cojan la mano para agradecerte cualquier tontería. De la sensación de paz que tienes en tu interior al encontrarte con él.

Me he pasado tanto tiempo echando a gente de mi vida, que ni siquiera sabía cómo dejar la puerta entreabierta. Manías que cogemos con los años... apagar las luces, dejar las persianas medio levantadas, cerrar las puertas...

Sé lo que siento y que no es nada vivido anteriormente, porque no me veo capaz de describirlo con palabras. Noto como las líneas se vuelven transparentes al escribirlas... porque no le hacen ni un poquito de sombra a lo que late en mi interior. Nada que yo pueda explicar, haría entender lo que en realidad siento por dentro.

Vivía sin ti, sin saber que existías, creyendo que no eras necesario y que faltaba mucho para que lo fueras. Y como la mayor parte de las creencias... ésta también era errónea.

No hace falta que te diga esas cursilerías de que te regalo mi corazón, ni que la primavera es más florida con tu mirada en el horizonte... porque cuando mi mano se posa sobre la tuya, me vuelvo aire, transparente, y pierdo mis propiedades terrenales.

Simplemente, soy sentimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Algún día tenía que llegar, en que vieses lo que no podías ver: que el camino directo al horizonte tenía un cambio de rasante, una entrada en un valle perdido, un lugar verde, frondoso, el jardín de las delicias.

Me habría gustado compartir esa llegada, desgraciadamente yo me desvié por otra ruta. Tal vez me volví atrás. No sé dónde estoy, en el camino de la vida no existe la cartografía. Me he perdido en el valle de las neblinas.

Espero algún día encontrar aún tus huellas medio borradas que me guíen hasta ese valle de la vida.

¡Hasta siempre!

Subur dijo...

Se agradecen tan agradables palabras :)