31 agosto 2010

... ALMAS GEMELAS

Quizás no necesitamos a alguien que sea igual que nosotros para ser felices. Quizás no necesitamos a alguien que entienda todo lo que decimos antes de pronunciarlo. Quizás no necesitamos a alguien que guarde recuerdos idénticos a los nuestros. Quizás no necesitamos conocer nuestros límites. Quizás llevar las posibilidades más allá de la magnitud media no sea lo óptimo. Quizás lo que todos necesitamos es alguien que nos equilibre y nos sitúe en nuestro punto medio, lo que fue denominado como virtud.

Porque... si estamos locos, ¿debemos llevar nuestra locura al límite? Si nos gusta soñar, ¿debemos volar entre nubes sin fin? Si nos gusta descubrir, ¿debemos viajar infinitamente para encontrar a cada paso algo sorprendente? ¿Debemos vivir intuyendo o intuir que vivimos? ¿Debemos mejorar enamorándonos o enamorarnos de las mejoras? ¿Debemos reaccionar amándonos o amar las reacciones?

Es muy posible que lo que valoremos en la personas sea su pureza, relativizando ésta a nuestra escala personal. Lo que perseguimos en la gente podría ser aquello de lo que nosotros estamos carentes y que tanto anhelamos ser. Un estallido que no tiene porqué ser instantáneo, que en un momento destruye dos elementos para hacerlos renacer en uno solo. Pura química que busca lo especial de lo sublime, sabiendo que ser normal no es una virtud, si no una falta de valor.

Perseguimos sentimientos de los que hemos oído hablar y que nadie ha podido tocar. Perseguimos sueños que ni siquiera creemos alcanzables, pensando que por creer, nada se pierde. Perseguimos metas con las que poder pasar al siguiente nivel. Perseguimos días completos que nos hagan sentir llenos. Perseguimos el paso del tiempo, como si eso nos fuera a proporcionar un futuro mejor que el presente.

Y es extraño porque, en el fondo, todos queremos creer que lo que ha de pasar, no es necesario ir a buscarlo, si no que vendrá... como vienen los cometas. Creía tener respuestas, pero últimamente sólo tengo preguntas.

... CONFORME

Hay personas que simplemente no han nacido para estar juntas. Personas que si se unen sólo traen desgracias para otras a las que tocan lateralmente. Pero, ¿hasta qué punto nuestra vida afecta a los que están en nuestro entorno? ¿Realmente tenemos tanto poder de decisión? ¿Realmente existe el efecto mariposa?

Piénsalo bien. Hay algunas cosas que has hecho y otras que en algún momento has dicho, que han supuesto un antes y un después. Hay algunas situaciones por las que has pasado que te han cambiado totalmente... a lo que solemos denominar aprender. Pero por un momento me gustaría simplemente olvidar. Empezar el día de mañana sin tener en cuenta nada que haya podido pasar antes, porque en realidad, lo único que haces así, es perder ocasiones, mejores o peores, pero ocasiones de sentirte viva, al fin y al cabo.

¿Y si la experiencia no fuese más que una acumulación de malas situaciones que lo único que te permiten es prejuzgar tu presente? ¿Y si por un momento dejas de pensar en antiguos errores? ¿Y si por una vez, en vez de decir que hay que ser consecuente, haces realmente lo que deseas? ¿Y si nos olvidamos de los prejuicios?

Qué bonito suena y qué surrealista. ¿Tan complicado es para que nunca nos atrevamos a hacerlo? Será que como mínimo tendríamos que encontrarnos con alguien que pensase igual porque, por alguna razón, no nos atrevemos a escribir nuestra historia solos. Siempre buscamos a alguien... por muy solitarios que digamos que somos.

Y así, seguimos en una vida que más o menos nos ha venido dada. Una vida que no nos disgusta lo suficiente como para decidirnos a cambiarla. Porque realmente, el mayor de los errores, es el conformismo.

30 agosto 2010

... GOTAS DE LLUVIA

No puedo evitar, de cuando en cuando, acordarme de ti. Eres el diamante que ilumina mi noche negra. El reflejo de una luz pasada. La brisa de una sonrisa cálida. Eres un hito en mi vida desde que te conocí, que no me deja recordar nítidamente lo que anteriormente pasó.

Te he dicho que te quiero, más veces de las que has estado dispuesto a escucharlo. Siempre quitándole hierro al asunto, siempre asumiendo que lo que nos une es sólo una amistad. Pero siempre has estado ahí. Recuerdo exactamente lo que me dijiste la primera vez... "yo ya sé quien eres"... como para no enamorarme de tus ojos, de tus labios y de tu corazón.

Me gusta pensar que en alguna ocasión pensaste que yo podría ser algo más en tu rutina. Me gusta pensar que no fui simplemente alguien con quien quedar a tomar unas cañas. Me gusta pensar que alguna vez quisiste más de mí... aunque yo no en su momento no tuviera ojos para ti.

Pero con el tiempo empezamos a creer que lo que no pasó, ya no sucederá. Seguramente eso sea lo que tú crees desde hace años. Sin embargo, alguna noche que otra, abro mi cajita preferida, la que guarda el diamante de tu recuerdo, y veo su resplandor igual de vivo que el primer día.

Y esta pequeña tonta, cada día más vacía y más cobarde, nunca se atreverá a decirte todo lo que sintió por ti. Aunque tú mejor que nadie sabes que, cuando estoy sola, no sola como estoy todos los días, si no como cuando no sé muy bien en qué me he convertido, descuelgo el teléfono y te llamo, con la esperanza de que sepas que eso no quiere decir nada más que te sigo adorando como cuando paseábamos bajo la luna alguna que otra noche.

No siento pena por lo que no fue, si no porque tú nunca valorarás lo que vales para mí... todo tú, más cuarto y mitad de mi corazón.

... SECRETOS COMPARTIDOS

Hay canciones que son de alguien, y no deben ser compartidas. Lugares que viviste con una persona, y que nadie más debería conocer. Palabras torcidas que en algún momento dejaste escapar, que no deberían volver a ser repetidas.

Y hay otra serie de diamantes, que sólo tú relacionas con alguien, que no son de los dos, pero que para ti es como si lo fueran. Hay veces que a una canción de cuna lanzada al aire, te gustaría darle una respuesta vertida al mar que dijese exactamente lo que piensas... y esperas, hasta que encuentras la canción perfecta. Igual que encuentras a una persona con la que te quedarías sin mirar a ningún otro lado... sólo dejándote perder en la profundidad de sus ojos, sólo pensando que su rostro es el que quieres ver en cada amanecer, sólo pensando que su mano es la que quieres coger en cada paseo perdiéndoos en la ciudad, sólo pensando que es su voz la que quieres oír al descolgar el teléfono, sólo pensando que tu corazón late más fuerte cuando cualquier cosa relacionada con él está cerca.

Vente conmigo... pero en lo lejano... porque para mí, eres la canción más bella que mi latir ha oído. La que te hace cambiar el compás. La que te hace mirar de otro color a través del cristal. La que te hace morderte el labio inferior al recordar. La que te hace estremecer para deshacerte en polvo de estrellas. La que te hace ser un nuevo yo. La que te hace dejarlo ir, si sabes que así estará mejor.

Una nueva relación donde yo sé que tú estás ahí y tú sabes que nunca me iré de aquí. Una vez me dijiste que no me podías pedir que te esperase... no hacía falta siquiera que lo mencionases, no pensaba irme a ningún otro sitio sin ti. Podría habértelo explicado todo, sin dejar lugar a ningún tipo de duda. Aclararte cada punto suspensivo, cada contradicción y cada palabra no pronunciada. Pero todos necesitamos que la niebla nos muestre a qué se debe la claridad del día. Todos necesitamos ver que lo que hay detrás no es nada sin más.

Ahora ya lo sabes. Ya sabes que en un puntito de Madrid, señalado con una crucecilla, tienes a alguien a quien llamar siempre que la noche se te haga larga o el día pesado. Ya sabes que tienes un buzón vacío al que enviar palabras escritas sin pensar. Ya sabes que hay alguien que leerá aquello de lo que simplemente necesites deshacerte.

Y es que, al final, no hay nada más hermoso que estar enamorado del amor.

29 agosto 2010

... CONCIERTO BÁSICO

Te muestras impasible a tu entorno, con pequeñas gotas de desconfianza y mal humor. Ves la vida pasar y no entiendes del todo bien las fuerzas atractoras que producen las conductas de la sociedad. Asumes como espejismo la realidad, viendo como puede derretirse tu piel, aún teniendo frío el corazón.

Serán mis defectos personales. Será porque me gustan los pecados capitales, detrás de una fachada dañada por el tiempo. Siempre con esa necesidad de huir sin enfrentarte a las situaciones. Siempre notando el miedo a la incertidumbre expandiéndose por tu interior. Será porque con un buen fondo de batería y un solo de guitarra, todo parece menos dramático.

Me miro, y me veo como una veterana de una guerra perdida antes de empezar. Derrotada en una infinidad de operaciones fracaso con un fin aparente que cada vez se diluye más en la insignificancia. Refugiada en la oscuridad de una resaca inhóspita. Arropada por una burbuja de aislamiento que con el tiempo ha llegado a tener colgados cuadros en su superficie.

Perdón por ser tan simple, tan vulgar. Perdón por decir siempre las mismas tonterías una y otra vez... sólo por no querer decir lo que pienso. Perdón por estar sin decir palabra de lo que la realidad esconde. Perdón por reflejarme, pero no mostrarme. Perdón por intuir un silencio gritado que nunca ha llegado a oírse. Perdón por jugarme tu recuerdo a cara ganas tú, cruz pierdo yo.

Puse mi vida en venta, echándome a navegar sin más... y cuando llegó el momento, amarré mi pequeña embarcación y me dispuse a quedarme varada, sin rumbo, sin brújula y sin orientación. Todo, para nada.

24 agosto 2010

... NOCHE DE CRISTALES ROTOS

Me sorprendí leyendo palabras que podría haber escrito yo... pero que no eran mías. Me sorprendí escuchando fantasías que podrían rondar en mi cabeza... pero que no salían de mi boca. Me sorprendí asimilando palabras agradables... que no creo que fueran mucho más que pura dialéctica aderezada con cuentos de hadas.

Miro a mi alrededor y sólo me encuentro con ojos cansados, que ven su entorno en blanco y negro y que han ido perdiendo el brillo con el paso del tiempo. No entiendo muy bien su cara de extrañeza al ver mi sonrisa. Quizá las personas se olviden de cómo es reír sin más. Seguramente se olviden de cómo es ver la vida desde la esperanza de que cada momento puede ser distinto y mejor que el anterior. Quizá ya no quieran dejarse sorprender.

Sería hipócrita por mi parte afirmar que yo no he perdido energía y que siempre quiero más de todo lo que me rodea. No puedo contarte que me levanto esperando que el día me sorprenda y pensando que quizá sea hoy un día más en el que ayudar a alguien que esté como yo hace un tiempo. Y sin embargo no está tan lejos de la realidad...

Adoro las sonrisas perdidas en el rostro de caminantes anónimos de las calles de la grandes ciudades, esas que te ceden su alegría. Adoro el empeño de los niños al intentar ser el centro de atención haciendo tonterías, esas que nos recuerdan lo bello que es ser inocente. Adoro la mirada penetrante de un desconocido embelesado, esa que te saca los colores y te hace sentir brillar.

No negaré que es probable que muchas de las cosas que escriba sean pensando en ti... en esos momentos en los que mis viajes imaginarios se materializan rozando las teclas. Aún así, me gustaría recordarte que las palabras no se pueden tocar, ni se deben amar y, que muchas, como las que van dirigidas a ti, ni siquiera se pueden hacer realidad.

Mais c'est la vie...

20 agosto 2010

... SI SOSTENIDO IGUAL A DO

"Eres mi salto al vacío, cuando no temo a la muerte. Otra noche en el hastío de no poder entenderte. Demasiado desafío... yo no puedo ser tan fuerte..."

No necesito verte aquí para saber que
tu mirada me hace grande, que tener recuerdos contigo me hace sentir mejor y que tengo todo un mar de imposiles para perderte.

Yo que podría subir por ti a la luna, para bajar por tu edredón. Podría fumarme contigo la ciudad y luego beberme el mundo. Podría hacerle trampas al sol para que nuestras noches fuesen interminables. Y aún así, no creo que eso sea lo importante... no para ti.

En realidad tengo suerte... porque me das un poco más de vida con tu presencia... y por eso sigo aquí. Pero la historia está llena de cuentos sin final, de lágrimas furtivas detrás de la almohada y de colores desteñidos al sol del muelle de San Blas. Y llena de aguaceros de yuca y té, de montañas de berro y miel, de llanuras de batata y fresa... y, al parecer, son reales. De hecho sé que exiten porque yo también he olido a café al verlo dormir... también he volado al verlo llegar... y también he notado un frío mojado al verlo ir...

Me quedo sin aire... y ya lo llevo sintiendo... porque creo más que tú, lo que me hace pensar que no tienes tanto en lo que creer como yo. Por eso aunque yo quiera dejarte las puertas abiertas... es el viento quien las cierra.

... CAMINO ESTRELLADO

Te seré totalmente sincera... aunque no sé si eso es lo que yo quiero. Y no sé explicar muy bien por qué lo hago... quizás por esto que tengo aquí dentro y que con tu voz y tus palabras avivas más y más. No sé si está bien o si está mal... pero aquí está.

Creo que no es necesario que diga lo que siento por ti. Creo que si no te has dado cuenta de lo que hay en mi interior... esto no tiene ningún sentido. Si no te has dado cuenta del pedacito de mí que te has llevado... si no te has dado cuenta de la pieza que eras a mi lado... si no eres consciente del brillo que tú me hacías sacar fuera... apaga y vámonos.

Apaga y vámonos... a otro lugar donde hablar no signifique nada y mis miradas y las tuyas puedan fundirse sin tener que dar explicaciones a nadie. Al país donde los imposibles dan rienda suelta a su imaginación y de donde se rescatan historias inacabadas que se permiten darles consejos a otros.

He querido hacer como que no eras nada importante en mi vida y simplemente dejar pasar el tiempo. He querido decir en alto que la vida era más, que simplemente tú en una esquina de mis recuerdos. He querido aparentar que miles de otros interrogantes me rondaban... Y nada es todo eso, si no irrealidad.

Más de una noche que me ha venido a visitar, he intentado no cerrar los ojos para no tener que enfrentarme a tu recuerdo en la tranquilidad de mi cama. Más de una conversación que he mantenido, he intentado seguirla con alfileres disimulando que mi mente estaba pensando en ti. Más de un precipicio al que me he asomado, he intentado ser valiente y no reconocer que todo me parecería más fácil si tú hubieses estado a mi lado.

Cuando he empezado a hablar contigo, realmente creía que yo ya no era nadie para ti. Y realmente quería creer que tú simplemente eras un mero pasaje que debía dejar atrás. Pero he visto como mi sonrisa era cada vez más grande. He visto como mis mejillas se colorean como las de una niña al oírte hablar. He visto como mis nervios estaban a flor de piel esperando una palabra tuya más.

Cuatro horas después, creí que algo había cambiado... fue quizás porque el corazón no me daba vuelcos cada vez que abrías la boca... quizás porque aquella situación se había convertido casi en familiar... pero entonces... al preguntártelo, lo entendí. Cuando empezaste a hablar de nosotros, noté un leve tirón en el pecho, un desgarro suave... noté como, dependiendo de cómo fuera a acabar la siguiente frase, sentiría dolor en mi corazón o no.

Si no fuera por lo que siento cada vez que hablo contigo, pensaría que todo es una fantasía, y que en el fondo es una experiencia más a utilizar como recurso para imaginar. Pero, si el recuerdo es lo único que me queda, recuerdo notar la frescura de quien prueba uvas recién cogidas de la cepa con la sorpresa de que tus labios rozaban los míos. Recuerdo la materialización de tus miradas intencionadas como un resplandor que no me dejaba ver nada más a mí alrededor. Recuerdo tus palabras como una caña de pescar que conseguía que diese más y más de mí.

Dices que no estás dentro de mí para saber lo que pienso, pero es probable que cuando hablo, seas tú el que mejor me entiende. Es probable que todo lo que te digo sea cierto, pero es probable que con la verdad no se vaya a ninguna parte. Y es probable que me sienta perdida al reconocer todo lo que te digo, pero es probable que si no lo reconozco no me acepte a mí misma.

Ya me dirás qué hago ahora con todo esto que siento... y que me había propuesto guardar como un tesoro para poder disfrutar en mis tardes de soledad.

19 agosto 2010

... CUARESMA SOLITARIA

Hay días que te levantas y algo en el ambiente te parece diferente. La luz difusa que entra por la ventana te ha despertado a las 9:00 y para combatirla te has sumergido bajo un manto de sábanas blancas. Dos horas después, cuando me he decidido a salir de las profundidades marinas de mi descanso, un rayo de sol bañaba mi pie izquierdo.

Soy de las que se van a la aldea más apartada que conocen para poder despertarse sin oír ningún tipo de ruido. De las que les gusta escuchar a la gente mayor que se siente sola. De las que pasan tardes enteras en la casa de su bisabuela pensando en cómo era ella y en las veces que estuve con ella.

Soy de las que les gusta cortar la piel de la fruta de una sola tira. De las que les gusta besar a la gente especial en ocasiones determinadas como el día 10 a las 10:10. De las que les relaja tener tiempo los domingos para ir a lavar el coche. De las que se escapan los mediodías de los viernes para comer solas en el parque al lado del río. De las que se quedan hasta tarde trabajando para retrasar el momento en el que hacen la cena con música de fondo. De las que cuando llegan a casa tienen una mascota que de repente les recuerda que no están tan solas como esperaban.

Y al pensar en cómo soy, me doy cuenta de que el 99% de las cosas que ahora me gusta hacer, las hago desde que no estoy con nadie, porque antes no tenía tiempo para hacerlas… o quizás, porque antes no tenía necesidad de llenar el tiempo vacío. Pero el caso es que me resisto cada vez más a desprenderme de ellas. He encontrado rutinas con las que me siento mejor, y a las que no quiero dejar por cadenas de conducta medio impuestas.

Ellos siempre me encuentran… me llevan encontrando desde hace demasiado tiempo… y yo, en mi ingenuidad siempre pensé que así era como tenían que ser la cosas, que el tiempo era para pasarlo con las demás personas. Sin embargo, y respetando mucho que seamos seres sociales por naturaleza, yo necesito tiempo para mí. Porque, aunque siempre estoy hablando de soledad… muy pocas veces me he quejado de ella… y porque hay personas que rodeadas de entes parlantes, se sienten mucho más desoladas que yo.

Porque en soledad he hecho las mejores cosas que han salido de mis manos… y en soledad es mejor quedarse hasta que vuelves a sentir como la oscuridad se vuelve día.

... CLARO DE LUNA

Hoy tampoco me he atrevido a llamarte… ni a ti, ni a nadie. La verdad es que ya era tarde, y estas no son horas para llamar a la gente… o eso dicen.

Quizás no necesitaba hablar contigo, si no de ti. No necesitaba quererte, si no pensar que quiero. No necesitaba echarte de menos, si no pasar el tiempo pensando en alguien.

Así que he hablado contigo mentalmente. Y te he leído lo último que te había escrito. Y he sentido lo efímera que era mi voz al contarte las cosas que sentía por ti. He notado como los susurros de estos vocablos se perdían en el eco de una casa fría y a medio amueblar. He notado como mi voz tocaba la inmensidad del vacío que hay a mi alrededor y como luego caía al barranco de la nada. He notado como tú no estabas ahí.

Creo que mi vida no es más que un libro escrito con tinta invisible, que nadie más que yo puede leer. Porque tú estás en mi pasado. Nuestras conversaciones están en mi imaginación. Y lo que vivimos está en el mundo al que se envían las historias que algún día se rescatarán para contarles a los nietos de alguien.

Y así, dejando ir mi mente, me he dado cuenta de que para vivir del aire me basto yo, y no necesito a nadie más. Me he dado cuenta de que para morir de amor, no hacen falta dos. Y, sobretodo, me he dado cuenta de que para no ser correspondida… no se necesita a nadie más.

Y fue entonces, cuando a mí y a mis circunstancias nos invadió la tranquilidad del sueño. Good night my lover, seas quien seas.

18 agosto 2010

... SOLDADOS HERIDOS

Mi tiempo está lleno de canciones, de colores, de frases hechas, de lugares, de olores, de miradas… lleno de vivencias que resumen los minutos más singulares de mi vida, seguramente los minutos que me han hecho llegar a pedir más. Minutos llenos de batallas perdidas… o abandonadas. Batallas que conforman una guerra de la que nadie sale vencedor. Batallas que yo he vivido desde mi cuartel y de las que recibo noticias de otros que las han vivido desde otro lado. Noticias que te cuentan que, mientras tú sólo pensabas en los combatientes que habías perdido en la última lucha, los del otro lado pasaban hambre a raíz de tus estragos. Porque tenemos la rara costumbre de ver lo que nos pasa sólo desde nuestros ojos. Tenemos la rara costumbre de no pensar que a nosotros nos hacen lo mismo que anteriormente hemos hecho a otros. Aunque nunca nos parece igual…

Y al escuchar, me doy cuenta de que yo fui más importante para ti, que tú para mí. Me doy cuenta de que yo fui la pista que te dan antes de un cruce de caminos y que te inclina hacia un sendero u otro. Me doy cuenta de que lo que pensábamos que sería inevitable, hoy no es siquiera una posibilidad, y me doy cuenta de que hay quien me quiere desde hace años y que cree que no lo sé.

Hay quien cree que no sé que me llama para que lo tenga en mi mente… hay quien cree que no sé que piensa en mí y en un futuro conmigo… hay quien cree que no sé… y en realidad sé más que el mismo.

Yo no te voy a decir que dejes de quererme, ni que dejes de intentarlo… pero sí he de contarte que la luz que hay en mis ojos no es por verte a ti, que la sonrisilla que fuerzo después de un chiste tuyo no es porque me haya hecho gracia, que mi mirada atenta a tus palabras no es porque me interese lo que me cuentas y que mis letras escritas con las esperanza de encontrar un velero que me salve de este naufragio, no son para ti.

Todas y cada una de las personas que han pasado por mi vida fueron algo especial… pero cuando el instante pasa, cada uno debemos recogernos a la cajita que nos corresponde, sin esperar que nos vayan a desempolvar… aunque siempre hay cajas que se vuelven a abrir. Pero simplemente debemos encerrarnos donde meten las mentiras los que mienten… como todas las que siempre me has contado tú… porque, aunque yo no fui falsa, nunca fui nada a tu lado. Deja de llamarme… por Dios y por favor.

... LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Ya no recuerdo la primera vez que me besaste. Me cuesta recordar cuando empecé a fijarme en ti… y no sé cuando pensé en tu mirada por primera vez. Ya no recuerdo nada nítido… sólo niebla… y sé que eso es el principio.

Me he cruzado con personas que en su momento pensé que serían algo en mi vida… algo importante. De aquellas pensaba que habría un futuro en el que seguiría pensando en ellas y en el que se volverían realidad. Hoy sólo recuerdo que aparecieron en mi vida porque en alguna noche de oscuridad inmensa, decidí pensar en ellas… pero sólo se quedaron en palabras.

Palabras que van al aire y que, de vez en cuando, decido volver a rememorar y sobreseguir. Palabras que me agrada leer en tardes de soledad, por recordar que en algún momento sentí. Por recordar que lloré y que me pareció oír el ruido de mi interior romperse. Que me pareció lamentarme por saber que recoger mis pedacitos para volver a recomponerme sería una hazaña interminable... en la que siempre faltarían piezas.

Golpe a golpe, voy perdiendo trocitos por el camino… y, no tan en el fondo, deseo que tú te lleves contigo uno de ellos, para que así pueda recordarte siempre, y no seas una de esas fisurillas que me cuesta ver con esta luz tenue que me alumbra ahora.

Te confesaré que sólo dos personas se llevaron con ellas partes de mí. La primera se llevó mi ingenuidad y la segunda mi confianza. A ti, te dejo decidir cuál quieres guardar… aunque yo creo que te entregaría mi esperanza. Tú sabrás si te la quieres llevar contigo y devolvérmela más tarde… porque no te la regalo, como hice con los anteriores… a ti sólo te hago un préstamo.

... LUCIÉRNAGAS EN EL JARDÍN

A veces me despisto y me sorprendo anhelando la visión de un apuesto caballero sobre un caballo blanco esperando en la oscuridad de la noche en mi puerta. Muchas de esas veces simplemente me gustaría verlo a lo lejos. Conocer sus facciones, poder ver su mirada y saber, que aquello que siempre he pensado que existía, algún día, será real.

Un absurdo como otro cualquiera el querer conocer el final de la historia antes siquiera de que haya sido escrita. Y qué forma de estropear el devenir… yendo mucho más allá incluso que una máquina del tiempo, asegurándote de que va a suceder, algo así como tener un flashforward, y en realidad para nada… porque verlo, sólo implica que sucederá.

Supongo que conoceréis la teoría de los flashforwards. Le muestras a una persona un instante de su vida, y aunque los senderos son múltiples y todos diferentes, si le enseñas un instante, tenderán a dirigirse al futuro que vieron la primera vez. Y aunque todos los caminos son distintos, hay variables a las que estamos predestinados… algo así como tener que llegar a un lugar determinado sin que importen las paradas del camino.

Sin embargo, cada cosita que yo vivo la marco con un punto de luz, una simple lucecilla que conforma el día en mi mundo. Y al mirar atrás, sé cuales han sido importantes porque algunos tienen brillo propio… y no necesitan de tomas de corriente para lucir… no necesitan que yo misma las vaya a conectar… porque cuando las viví, ya quedaron conectadas conmigo... aunque yo todavía no lo sepa.

16 agosto 2010

... DEFINITIVAMENTE QUIZÁS

Se abre un abismo en mi interior e irrefrenablemente brotan en mí las ganas de llamarte… y no me atrevo. No sé qué estarás haciendo, ni si querrás hablar conmigo… no sé si te apetecerá volver a escuchar mi voz.

Rodeada de gente mayor, de perros, de recuerdos… sin buena cobertura, sin Internet y sola, noto como el tiempo va clavándose segundo a segundo en mi piel. Enciendo el portátil y pongo la película más tonta que pueda encontrar, una que no me haga irme a la cama pensando que el amor es maravilloso y que ya me llegará mi hora, ni que me haga pensar que vivimos en un mundo donde la gente tiene tantas penurias que las mías no merecen la pena ni ser meditadas.


Y entonces me lo prometo. No volveré a llamarte. De hecho creo que nunca lo he hecho… pero por si acaso… nunca lo volveré a hacer. No tengo una razón aparente. Sólo tengo una inquietud… que ansío demasiado hacerlo.

Con el paso del tiempo, sólo he llegado a una conclusión más o menos racional y realmente tonta. Cuando creas que algo te importa demasiado, es mejor dejarlo ir. No por nada, no por actitud derrotista, ni por nada de eso… es mejor simplemente no involucrarse. Si no te importa, no te podrá hacer daño.

Y así, es como hago las cosas en mi nueva vida… y eso no quiere decir que me agrade, sólo que es lo que hay. Antes sólo decía que lo iba a hacer… pero eso nunca sucedía, y así me iba... mejor llorar por lo que no pasa. Menos mal que he escogido una película con más desengaños que mi vida... pena que tenga un final feliz.

Y una vez más miro el teléfono que se está cargando encima del mueble de la cocina… esperando que el que llames seas tú. Pongo una canción que sé que algún día escuchaste, en soledad, pensando en mí y miro por la ventana, como si algo fuese a iluminar de repente la noche y a hacerme sentir mejor. Veo mi reflejo en el cristal. No conoces el pijamita que llevo… ni siquiera sabes que me he cortado el pelo y me lo he teñido color caoba. Ni siquiera sabes que hay alguien que prefiere pensar en ti antes que cerrar los ojos. Ni siquiera sabes que me muero por decirte frases tan tópicas como “Cada noche cuando mires la luna, piensa que yo la estaré mirando pensando en ti” o “No importa cuándo, ni dónde, ni cómo; yo siempre estaré a tu lado”. Ni siquiera mientras lees esto estás seguro de que seas tú… o quizás he sido yo misma la que en este instante te he hecho dudar… y, así entre nosotros… tampoco era una película tan mala… cuatro tazas de té, dos películas y quince páginas de “Denso recendo a salgado” más tarde, estaba en la cama… sola.

Quiero que sepas que he donado todos mis órganos a la ciencia menos uno, que es para ti… no, ese no mujer… mi corazón, tonta”.

... GREEN POCKETS

Hay trozos de nuestra vida que nos atormentan, y piensas que es mejor que nunca hubieras pasado por ellos, aunque eso esté en contra de todo lo que defiendes y aunque eso no sea del todo cierto. Pero algo más en tu interior debe pensarlo también, a juzgar por los sueños que viajan por tu cabeza por las noches.

Los sueños, sueños son... son dudas que te rondan en la cabeza y que en un momento dado se te materializan en fotogramas. Muchas veces me he despertado con mal cuerpo sin saber si eran verdad, fantasía o precipicio. Sin saber porqué aquí, y porqué ahora, vienen a mis noches historias que creía, estaban olvidadas. Seguramente sea por eso. Porque yo ya pensaban que eran aire que había navegado a otros mundos, y no. Seguramente vienen a recordarme que están en lo más profundo de mí, aunque no quiera reconocerlo. Inseguridades, al fin y al cabo, que en un momento alguien plantó, y que por despiste dejamos crecer.

Y recordando a Demiurgo, se me antoja pensar que somos macetas, a las que nuestros padres han dado forma. Macetas que en un momento dado deciden como colorearse y en las que otros van plantando lo que ha de nacer en ellas, aunque la fuerza con la que nacen depende de las cualidades del interior de la maceta... de los nutrientes de su tierra. Y así, las mismas semillas aparecen de una forma o de otra, dependiendo de cada uno de nosotros.

Nosotros somos nosotros mismos cuando nadie ha plantado semillas en nuestro interior, cuando estamos vacíos de experiencias. Somos nosotros cuando sólo somos objeto, sólo maceta. Pero al convivir en sociedad, los insectos, el viento y el agua, arrastran elementos que se sedimentan en nuestro interior. Y sólo es cuestión de tiempo que nazcan... de más o menos tiempo.

Y ya que estoy, me gusta pensar que al florecer, se desprenden semillas que van a parar a otras macetas... y que así se interrelacionan. Aunque la unión final se produzca cuando mis plantas y tus plantas se entrelacen, o cuando las raíces rompan la maceta y se aúnen en el mismo sustrato.

Porque nosotros somos naturaleza creciente, que se cruza y que se separa que, al fin y al cabo, evoluciona sobre y bajo la tierra.

... PRÁCTICAMENTE MAGIA

Sé que existes, porque una vez te escribí, y de mis dedos nacieron letras que hablaban de sentimientos. Si no fuera por eso, hoy sólo serías niebla lejana que se fue a otra parte.

Sé que existes, porque cuando me despisto tu sonrisa brota en mi memoria, sin que nadie la haya reclamado. Y ya que apareces, te invito a quedarte. Y recuerdo entonces mi mirada al ver el brillo de la tuya.


Sé que existes por la paz que trajiste al interior de mi fortaleza de gelatina... o porque al pensar en ti siento como mis entrañas transforman su textura y se vuelven algodón de azúcar. Sé que existes porque al enseñarme, dejaste en mí tus rincones, en los que yo creí que no había nada y ahora brotan lunas llenas en mis ratos muertos.

Vacié la arena de mis bolsillos y llené mi playa de soledad con la frescura de tus olas. Porque yo ya no espero. Porque tú me has hecho dudar de todo y de nada. Porque ahora sé que no es importante si eres tú. Porque lo importante está más allá de la superficie de mi piel. Aunque no niego que cuando regresas a mi memoria he pensado más de una vez que algún día, le voy a cobrar a tus labios, tus miradas, por descaradas y por placer.

Y agradezco haberte conocido porque cuando el día no para, y yo tampoco... mi mente desconecta y recurre a ti, y a lo que eras para mí en su momento. Y cuando vuelvo al mundo del que me he ido, sé que hay otro halo en mis ojos. Sé que tú no estarás pensando en mí, pero que eso no me impide pensar en lo que yo creía que tú eras para mí... no me impide pensar en aquello que creí que era y nunca fue. Y seguramente seas tú el que me ha ayudado a poner el punto y final a este periodo de mi vida... que ya era hora... y que me ha costado varios soles de enero.

Pero reconozco que lo que te dije en su momento es cierto. Soy feliz porque te he conocido. Y reconozco que me equivoqué en mi primera intuición. No me da rabia saber que existes.

13 agosto 2010

... LE CHAT NOIR

Nunca he sabido decirle que no a la gente. Una palabra tan sencilla como cualquier otra, aparentemente. Una palabra de reafirmación como pudiera ser SÍ, pero de peor aceptación. Siempre escudándome en el apoyo de los más cercanos, en el beneplácito de esos a los que miras a diario. Siempre preocupada de la tranquilidad de los que me rodean.

Y con el tiempo, la gente te va amoldando, a su manera. He aprendido a sonreír sin ganas, sin que se note demasiado. He aprendido a sacrificarme por la familia, haciendo caso a los que dicen que es lo más importante que hay y lo único que nos queda siempre. He aprendido a no ser impulsiva, haciendo caso a las quejas de mis más allegados. He aprendido a agachar la cabeza y seguir hacia alante, esperando que en la siguiente meta me toque a mí la sonrisilla de reconocimiento.

Buscando un amanecer en el que te dejen paso para brillar, llenas tus ojos en lágrimas una vez más, bajo la resignación de caminar bajo lo pautado. Tú, que desde fuera eres la más obediente y desde tu seno familiar, la independiente que hace lo que siempre quiere... y te has resistido tantas veces a conseguir lo que necesitabas que ni recuerdas bien qué era eso que tanto anhelabas.

Notas un vacío, cada vez más grande en tu interior. Sin nadie a quien hablar, ni nadie con quien sonreír. Ya no llamas... por no molestar, porque sabes que tus días malos son realmente grises y prefieres no desaturar la vida de otros. Empezaste a perderte hace dos años y no has sabido volver a encontrarte, tú que creías que el tiempo todo lo hacía olvidar. Pero hay algunas noches, esas que siguen a los días más largos, que todo se te viene encima, palabra a palabra se van volviendo nítidos los recuerdos y notas como te hundes en tu propia desdicha, porque tú misma te avergüenzas de las cosas que has hecho, y tú misma sabes que no puedes estar toda la vida pidiendo perdón. Quizá por eso navegas de compañía en compañía, para que ninguna te pueda recordar lo que ha sido tu pasado. Prefieres que la gente no te conozca demasiado, no vaya a ser, bastante tienes tú con tu conciencia. Y así pasan los días, y con cada amanecer sabes que te te sentirás un poco más sola al final del día, otra vez.

No esperas ya príncipes azules. No crees en ellos. Los has visto, los has olido y, al tocarlos, te has dado cuenta de que sólo eran siluetas de cartón recortadas. Ilusa de ti, con lo que gustas en creer en sueños de película con fondo de banda sonora y luces de atardecer rojizo. Envidias a la que eras antes de conocer. Hace años descubriste que la ignorancia es el mejor de los telones y la echas de menos. Ya no quieres saber más. Ya no puedes saber más.

Elexíu o broche do gatiño negro. Pero os gatos negros dan mala sorte, dixo a súa nai. Pero os gatos que teñen o rabo levantado, non, rebatíu ela, e sonríu agochadamente, sabendo que aquel era o inicio dun carreiro no que comezaría a facer o que ela quixera.

09 agosto 2010

... LAS TORTUGAS TAMBIÉN VUELAN

Vientos de antaño vuelven, recordándonos tiempos mejores... o no. Quizá tiempos en los que la importancia de las cosas era mucho más relativa. Ahora, todo se exprime, hasta la última gota, para poder saborear la vida en toda su esencia. Recordar nos parece tan acogedor... como añorando un tiempo al que no es necesario regresar.

Son tiempos perdidos... aunque sólo se pierda lo que se puede volver a encontrar. Por eso hay personas que simplemente se han ido y no volverán. Personas que pasan, te hacen reír o llorar y con su estela, se van... "puedes quedarte el tiempo que quieras hasta que pase la tormenta, nadie te va a forzar. Tómatelo como tu nueva casa".

Aunque también hay personas a las que echas. Incluso hay personas que vuelven y, aún así, las vuelves a echar. Porque ahora somos así. Seres que pueden elegir cuando deben suceder las cosas... en vez de dejar que pasen sin más. Ya no creemos en los imprevistos, sino en los medios que tenemos para atajarlos. Ya no creemos en los rotos y descosíos, sino en el hilo y en la aguja. Ya no creemos en los encandilamientos, sino en las relaciones de acciones preestablecidas. Ya no creemos en aventuras de finales inconmensurables, sino en gincanas de metas conocidas.

Vivimos en un mundo acotado por nosotros mismos, quizá anhelando a veces que sus fronteras se amplíen, siendo nuestra propia alma la que se niega a que esto suceda. Nos "protegemos" bajo una montaña de conchas, creyendo que por oler a pescado fresco, nuestra vida se desarrolla en un restaurante de 5 tenedores. Vemos luz, y por no ser oscuridad, creemos que saldremos morenos. Creemos que por no tener problemas aparentes, nuestra vida es plena y las sonrisas se dejarán ver de un momento a otro por una esquinita de nuestros labios. Creemos que por quejarnos ya tenemos derecho a llorar con lágrimas de cocodrilo.

Menos mal que después de mucho llorar, no hay pena que perdure eternamente. Menos mal que no por mucho quejarse, el alma malvive en tristezas. Menos mal que vamos disfrutando a sorbitos la luna llena. Menos mal que nos desviamos del plan establecido muchos años atrás. Menos mal que no encontramos el camino y que eso nos ha hecho echarnos a volar. Menos mal que se nos ha dado por ir llenando vasos para luego poder encontrar el camino de vuelta a casa.

Y vaso a vaso, yo nado en mares inmensos... no vaya ser que por despiste me pesquen... ;P

04 agosto 2010

... LO QUE NOS QUEDA

Ya han pasado dos años... perdona si esta entrada no es la que tú te mereces...

Me retiré con una despedida exigida a gritos. Sin saber dónde caerme, abracé un trabajo nuevo... a otros tantos nuevos... imaginándote en cada uno de ellos y buscándote después de cada herida forzada. Nunca olvidé aquella sonrisa y mírame... aún sigo siendo la que era antes de ayer, cuando aún te quería... pero con algún fracaso encima.

Me emborraché a base de añejo y me acostumbré a tenerte lejos... Me acostumbré a creer que ya no me convenías. Me acostumbré a no ser nada y a estar sin nadie que no fuera tu recuerdo. Me acostumbré a llorar delante del espejo sin mirarme... Me acostumbré a añorarte y a soñarte en la distancia, sabiendo que en ningún momento nuestra línea del tiempo volvería a cruzarse, asumiendo que nuestro tapiz quedaba abandonado... sin nadie que lo tejiera.

Sigo siendo la misma despistada que no sabe callarse ni debajo del agua... un poco más vieja. Sigo siendo la misma mirada perdida que se comunica mejor cogiéndote el brazo que hablándote... un poco más triste. Sigo siendo la misma que te escribía porque no se atrevía a llamarte... un poco más cobarde. Sigo siendo un desastre que necesita teclear tonterías para creerse que vale algo.

Ahora sé que no podría tenerte cerca, ni a ti, ni a nadie. Sé que no sirvo para eso, igual que no sirvo para acunar niños... Sé que sirvo para escuchar cuando tengo días malos... y para que me escuchen algún día impar que otro. Sé poquitas cosas... cada vez menos... sobre todo de ti... y de mí.

Dicen que todos vuelven... mejor que tú no.