27 mayo 2010

... SOMBRAS EN EL ESPEJO

Hay días eternos en los que tropiezas y llegar a la noche te cuesta más y más. Y cuando ya estás en ella, poco a poco, los recuerdos de cada tropiezo te van hundiendo... sin darte cuenta, sin ser consciente, y cuando quieres mirar hacia el exterior... sólo ves oscuridad... noches eternas en las que no encuentras más salida que intentar olvidar. Esas noches en las que te gustaría ser como un puzzle y poder simplemente tirar algunas piezas al vacío... y quitar piezas... y hacer orificios... y así conseguirías aire nuevo en tus carnes, conseguirías nuevas corrientes... conseguirías quitarte pesos de encima que muchas veces no tienen que ver con sus dimensiones temporales.

Hay noches en las que te sientes como un imán... que va atrayendo virutas de hierro... y vas notando como una tras otra se te van clavando en tu interior. Hay noches, que sería mejor dormir, pero que temes tener sueños perturbados. Hay noches que no te mereces cerrar los ojos... porque temes enfrentarte a la realidad.

Temes descubrir que te has convertido en la persona que nunca quisiste ser. Temes ser como aquellas personas a las que nunca desearías tener cerca. Y entonces recuerdas algo que podría hacerte sentir mejor...

Déjame soñar contigo... imaginarme tus ojos derritiéndome, tus manos oliendo las mías, tu respiración tocándome. Déjame que me crea que te vuelvo loco... mientras doy con la manera de hacerte real. Déjame que tu música entre en mis poros y sea la que me renueve célula a célula. Déjame ser tu avión de papel, ese que pliegas con cariño para luego dejar volar. Déjame ser por un momento... para que así pueda retomar mi vida mañana...

Y al despertar veré que todo ha sido un sueño... sin testigos. Entonces volveré a mis olimpiadas particulares, en las que los obstáculos me los voy poniendo yo... al parecer sólo para no caer en la desidia. Volveré a creer que el amor sin libertad dura lo que un estornudo. Volveré a creer que no existes, que nunca te has ido y que, en realidad, siempre has sido parte de mí. Volveré a creer que te mereces algo mejor y que no te llego a la suela del zapato...

Y cuando acabe de helar mi charco de lágrimas en este mar de absurdos... resbalaré en él. Y cuando desde el suelo, con el culo mojado y con los ojos rojos y llorosos, muerda mis labios de desesperación empezará mi ser a repudiar estos lamentos sin sentido.

Porque puede que la vida sea más compleja de lo que parece... pero eso, sólo es un espejismo más.

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